La sección "En corto y por derecho" del periódico La Nueva España, recuerda hoy al jesuita ("sin papeles", como le define P. Lamet en el título de su biografía)  gijonés José María Díaz Alegría, en el artículo que se adjunta. La publicación de este artículo coincide casualmente con la recomendación que ayer hizo el Papa Francisco a los obispos españoles dentro de su visita ad limina: «que el obispo sea consciente de que también la grey que le ha sido encomendada tiene olfato para las cosas de Dios».

CUÉNTAME CÓMO PASÓ

Arturo Román, Martes, 4 de marzo de 2014

José María Díez-Alegría Gutiérrez  (Gijón, 1911-Madrid, 2010), que fue sacerdote y exjesuita español y miembro de la
Asociación de Teólogos Juan XXIII, no estaba en concordancia con los obispos pronto hará 35 años, cuando no había ley del aborto ni del divorcio ni facilidad para hacerse con métodos anticonceptivos.

En el periódico «Asturias, Diario Regional», dirigido por Graciano García García, periodista, que todavía no había inventado los premios «Príncipe de Asturias», le preguntaron sobre el divorcio, el aborto y la moral sexual tal y como acababan de expresarlos en un documento los arzobispos españoles y dijo: «Los obispos se equivocaron al tildar de inmoral el divorcio, el aborto y el uso de anticonceptivos. No existe razón basada en la moral dinámica que lo justifique y, por lo tanto, no siendo, además, la indisolubilidad del matrimonio, la prohibición del uso de anticonceptivos y de provocar el aborto dogma alguno de fe, los fieles no tienen por qué sentirse obligados a seguir las normas de conducta propuestas. Cada uno debe atender su propia conciencia al respecto.

Es evidente que la ley debe ser igual para todos, por ello, incluso partiendo de la teoría del derecho, en una futura ley sobre el divorcio no se puede excluir a los católicos de ella; en cuanto al aborto, no se puede decir que constituya crimen alguno. Además, la realidad de este hecho sociológico hace que su penalización constituya ilegalidad total.
Hay cuestiones como éstas que no son de ninguna manera legislables ». La Iglesia no cambió, la derecha admitió el divorcio, el sida universalizó el condón y Alberto Ruiz-Gallardón Jiménez, ministro de Justicia, recula con la ley del aborto. Díez-Alegría andaba por la calle y no tenía prolongación ósea cubierta por una capa epidérmica en la región frontal ni en la extremidad posterior del cuerpo y de la columna vertebral.