Noticias / El director de la ESAPA, Roberto Crespo-Joglar (p.1986), aspira a renovar su mandato
Esta Noticia fue editada el: 07-07-2015

El director de la ESAPA, Roberto Crespo-Joglar (p.1986), aspira a renovar su mandato max-width=

(EL COMERCIO)

 

"No he visto a ningún buen alumno que se haya quedado en el paro"

Roberto Crespo-Joglar Director de la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias

Aspira a continuar un nuevo mandato al frente de la ESAPA para "cerrar una etapa" y completar el devenir de una escuela que, para entonces, tendrá nueva sede en el PEPA

CRISTINADEL RÍO 

Con el cierre del curso académico 2015/2016 se despidió de la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias (ESAPA) la última promoción de estudiantes del antiguo plan de estudios que desde 2010/2011 ha convivido en armonía con el nuevo marco regulado por "Plan Bolonia". Con este capítulo concluido, la escuela avanza en la consecución de sus dos principales retos: la regulación de los estudios y el traslado a una sede apropiada. El primero no está en manos de la ESAPA, aunque su director sea vocal de la Asociación Nacional de Escuelas de Enseñanzas Artísticas, y el segundo no se vislumbra como mínimo hasta 2017, a pesar del estado en el que se encuentran las instalaciones de la rama de Restauración, en Valliniello, y que han sacado a los alumnos a la calle varias veces durante este curso. Roberto Crespo-Joglar, director de la escuela desde hace trece años, prefiere no "perder esfuerzos" en hablar de los plazos de un futuro edificio que acaba de ser licitado y centrar su discurso en la innovación y la modernidad como señas de identidad de unos estudios para el futuro.

¿Qué balance hace del nuevo plan de estudios ahora que será el único que rija en la escuela?

Los sistemas educativos evolucionan y el actual supera de largo al antiguo, eso no admite duda. El sistema de estudios que plantea el "Plan Bolonia" no se centra tanto en el proceso y en la obra final como el de 1999, sino que sincroniza de forma más inteligente la teoría y la práctica. El actual ha roto con la vieja tradición artística de la obra y amplía la visión a todo lo que está alrededor del proyecto pero que está íntimamente relacionado con él, como es la gestión del diseño, el proceso de venta, el manejo de todos los imponderables, entre otros. En definitiva, la visión empresarial. Todo eso estaba antes pero ahora se potencia.

Lleva trece años como director de la ESAPA. ¿Continuará?

El actual mandato acaba en agosto y, sí, estoy dispuesto a continuar porque los siguientes cuatro años son necesarios por cerrar una etapa y completar el devenir de la escuela. Los primeros años había que centrarse en su puesta en marcha, en conseguir el equipamiento, el personal, el edificio. Todo ha sido bastante lento.

¿Cuáles serían los retos para los próximos años?

Toca definir estas enseñanzas. Los retos han cambiado desde hace cuatro años y son de tipo académico. El próximo será entrar en los sistemas de evaluación de calidad europeos, que estamos obligados a cumplir. Poco a poco vamos creando una estructura, sobre todo porque se está creando otra manera de entender la enseñanza superior fuera de lo que ha sido tradicionalmente la enseñanza superior en este país, que ha sido la Universidad. Este es un sistema muy perfeccionado y que funciona muy bien, pero que en las enseñanzas artísticas no terminaba de encajar. Aquí se está abriendo posibilidad de inventarlo de otra manera, a la medida de nuestras enseñanzas, que no encajan bien en el modelo tradicional más académico. Se trata de migrar de un sistema estándar a uno específico.

¿Qué lo frena?

Cuando se habla de enseñanza superior a veces se asocia a gastar dinero, pero se olvida que no es tanto una cuestión de gastar, que evidentemente es importante, sino de organizar e innovar. Y la palabra innovar, desgraciadamente, no es muy amiga de nuestra cultura por más conscientes que seamos de que es imprescindible.

Hablando de dinero, ¿cuál es el presupuesto de la Escuela?

La mayoría es opaco porque lo paga el Principado y no pasa por nuestras manos. Puede que el coste global, incluyendo funcionamiento, mantenimiento de edificios y sueldos del personal, ascienda a los dos millones de euros.

¿Las matriculaciones siguen al alza?

Sí. Tenemos unos 300 alumnos, de los cuales dos tercios estudian diseño, y más de cuarenta profesores.

¿Qué ganaría el alumno con toda esta estructura formal?

En general, toda la enseñanza ganará si se implanta un modelo que no tiene tradición en España pero que hemos visto funcionar en Europa en los últimos veinte años con bastante éxito. Sobre todo, modernidad e innovación, que son las claves de la educación

¿Qué futuro tienen los alumnos de la ESAPA?

En este tipo de disciplinas yo no he visto a nadie bueno que se haya quedado en el paro. En muchos ámbitos, el talento no tiene nada que ver con el trabajo. Si eres bueno va a haber alguien que quiera que trabajes con él porque añades mucho. El diseño aporta competitividad y eso es la clave del éxito. Ahora bien, sí que hay también un espacio de gestión, al que la gente tiene que acostumbrarse. Además, el aprendizaje es continuo. Es una carrera de formación continua y además competitiva. No es cuestión solo de títulos, sino de competencias y desarrollo de habilidades como las de negociación o de comunicación.

¿Aquí se hace?

Se intenta, pero en cuatro años se forma lo que se puede formar. Muchas veces se planta la semilla para que esa persona siga creciendo.

¿Y sus alumnos lo desarrollan?

En el extranjero están las centrales de las compañías multinacionales más atractivas para los estudiantes. Los alumnos tienen que tener claro que su frontera no es el mercado local, sino que está fuera y compitiendo. No se puede tener una perspectiva local cuando el mundo del diseño está tan globalizado.

¿Jugamos con desventaja?

En estos últimos diez años, y más con el tema de la crisis, ha habido un estancamiento en el país, con la poda de la innovación. Si no se toman medidas de cara a renovarse puede que nos quedemos la "China europea", y ahí nunca seremos rivales para chinos, o como el gran parque temático europeo. No creo que esté en nuestra mentalidad vivir de las propinas. Aspiramos a más.

¿Qué soluciones aportan las enseñanzas que imparten en la Escuela?

Siempre pongo el ejemplo de la industria del mueble en Asturias. La gente quiere muebles baratos pero bonitos porque lo feo apesta. Eso es diseño, pero también gestión. La potente industria del mueble de los años 70 en Asturias podría haberse consolidado y sin embargo se hundió. Solo han sobrevivido los que afrontaron una pequeña inversión en diseño. El diseño no es la panacea, pero junto a la gestión forma un buen tándem.

Hablemos de esta escuela, ¿qué necesita?

No son tanto cuestiones materiales, que no nos vendrían nada mal, como la necesidad de estabilizar un proyecto. Y eso pasa por la sede de Restauración. Hay un equipo que funciona muy bien pero que tiene las alas cortadas porque no podemos poner iniciativas que se han puesto en marcha en otras comunidades, como los máster para formar a profesionales y titulados o unos cursos para traer a los viejos titulados a la nueva titulación. Esto en Restauración es especialmente importante porque se pasaría de una antigua diplomatura a una nueva titulación que les daría ventajas de tipo empresarial, pero también a la hora de asumir proyectos. El otro gran problema debe ser resuelto en Madrid, que es crear los cauces para tener un sistema propio de educación superior.

¿Lo ve viable en estos cuatro años?

El crear una estructura es tinta sobre papel. Es una cuestión de innovación y voluntad, pero sobre todo de modernidad. Me permito ampliarlo al resto de enseñanzas artísticas, derechos de autor, todo el mundo audiovisual, que a día de hoy es una parte importante del PIB. La estructura económica actual no es como la de hace veinte años y hay sectores que deberían estar generando dinero. Parece, sin embargo, que hay un empeño en contemplar la cultura como "ese mundo florero que nos decora" cuando es una importante industria.

¿Cómo va la construcción de la nueva sede de Restauración?

El edificio está en marcha.

Solo está licitado el proyecto.

Sí, bueno, todavía no ha dado permisos el Ayuntamiento. El problema del edificio es que no vamos a hablar mucho de él. Lo pedimos porque no lo tenemos y el día que lo tengamos lo usaremos pero hasta entonces no hay que complicarse la vida. Pensar en el cómo y cuándo es una pérdida esfuerzos. Hay un buen proyecto y voluntad por parte del Ayuntamiento de seguir adelante y el Principado parece que lo ha asumido.

¿Hay comunicación con el Principado?

Sí, sí. La administración tiene su manera de trabajar. A veces se trabaja y no se habla, aunque de eso se trata. El Principado tiene muchos gastos, pero yo creo que hay cosas que hay que ir despachando. Este es un proyecto de hace 15 años, que podría haber estado hecho hace 14. Hay que zanjarlo, dejarlo hecho y pasar a lo siguiente.

¿Y la sede de Diseño? El edificio es muy bonito, pero ya se aprecian desconchados en su interior.

Tenemos pocos espacios formativos lo que nos obliga a tener abierto el centro trece horas. Por eso la densidad de ocupación en el centro es baja. Sí, nos haría falta un anexo. Tenemos una comisión trabajando sobre cómo acondicionar los espacios que hay libres en el edificio.

Foto Angel