Noticias / Alfredo García Amado (p.1987) habla con la prensa de su salida del Sporting
Fue director general del club rojiblanco hasta el pasado 1 de julio
Esta Noticia fue editada el: 12-03-2016

Alfredo García Amado (p.1987) habla con la prensa de su salida del Sporting max-width=

(El Comercio)

«Todo el mundo en el Sporting conocía y aprobaba el contrato de Doyen»

«Siempre he sido leal con José Fernández. Me fui con el orgullo de dejar al Sporting en Primera y con el decreto de la tele aprobado», sostiene

Alfredo García Amado, exdirector general del club, defiende que «este acuerdo era bueno para todos»

JAVIER BARRIO | GIJÓN - «Nunca imaginé que iba a salir del club así, pero son cosas que pasan». Así comienza el relato del encuentro, de casi una hora de duración, que Alfredo García Amado, director general del Sporting hasta el pasado 1 de julio -fecha en la que se hizo efectivo su despido-, mantiene con cuatro medios impresos, entre ellos EL COMERCIO. La entrevista parte de una solicitud efectuada y de su intención de ofrecer su punto de vista a toda la relación entre el club gijonés y Doyen Sports, fondo de inversión al que muestra de forma reiterada su agradecimiento, concretamente a la persona de Nelio Lucas, su consejero delegado, tras la filtración por "Football Leaks" del polémico contrato que se cerró en 2011.

Las firmas de ese acuerdo -una cesión de derechos económicos de jugadores a Doyen por el pago de dos millones de euros, con una serie de variables por las que el fondo de inversión contemplaba un retorno de 10 millones de euros- llevaban los nombres de Alfredo García Amado y Manuel Vega-Arango, presidente de la entidad por aquel entonces. «(José) Fernández claro que sabía de la existencia de este contrato. Siempre fui leal al máximo accionista y lógicamente era conocedor del tema Doyen. ¿Cómo íbamos a hacer una operación de ese calibre si no?», se pregunta. Su visión de los hechos entra en algún momento en contraste con la ofrecida hace unas semanas por Ramón de Santiago y Javier Fernández, con el que admite tener una relación «inexistente, cero». «Desconozco si mi padre conocía este contrato», se limitó a comentar el vicepresidente rojiblanco entonces.

García Amado se acomoda en un salón del Club de Tenis de Gijón y explica que todo el consejo era conocedor de ese contrato, que, pese a sus particularidades, él defiende, incluyendo como argumento para su búsqueda el contexto social de 2011, con dificultades para obtener liquidez de los bancos. Y con el máximo accionista, «sin capacidad para seguir avalando porque ya no podía el hombre». «Ese contrato lo firmó don Manuel y Alfredo García Amado por un mandato del consejo, que era conocedor de él y lo apoyaba», sostiene. Y aclara que «cuando se lleva ese contrato a un notario de Madrid eso va soportado por un certificado del consejo, de los cuatro consejeros, incluido Antonio (Veiga). Aquí todo el mundo conocía y aprobaba ese contrato».

«Mi cuentakilómetros se activa con Vega-Arango de presidente. Antes no tenía peso»
A veces motivado por las preguntas y otras por sí mismo, García Amado afirma que el Sporting tenía que hacer en 2011 un pago aproximado de 4,3 millones de euros correspondiente a la «deuda privilegiada concursal»: «Se había firmado un convenio singular para pagar en diez años. Había unas cantidades fijas en Segunda y otras en Primera». A ellas había que incorporar un variable de los derechos televisivos que tuviera la entidad. Como el Sporting estaba en Primera, «nos tocó pagar unos 4,3 millones de euros creo recordar». Ahí entra de lleno una de las primeras cuestiones: ¿Por qué el Sporting estaba abocado a pagar deuda con fondos que no eran propios después de tres años en Primera? Asume que «es probable que gastásemos más de lo que debíamos en aquellas temporadas porque también teníamos que invertir en la plantilla». Ese gasto extra, especifica, venía del desembolso realizado en la reforma de El Molinón (sala de prensa, vestuarios, palcos VIP...), la recuperación de la opción de compra sobre las marcas y Mareo, y en las obras que se llevaron a cabo en las instalaciones.

Los entresijos de ese contrato se ponen sobre la mesa. La letra indica que el Sporting recibiría dos millones de euros y Doyen, mediante el traspaso de una serie de jugadores, con una tasación «muy por encima del mercado», contemplaría un retorno de unos diez. Amado asegura que el espíritu del acuerdo no era ese. «Si se llega a haber llevado a cabo ese contrato en las líneas marcadas con Doyen, ellos habrían recuperado 10, pero nosotros habríamos ingresado 20. El contrato era bueno para todos y fue clave para la supervivencia entonces», observa.

Durante el intercambio de palabras, sostiene, había un pacto de caballeros por el que el fondo de inversión se comprometía a acceder a un cambio en las condiciones si el contexto variaba. Por ejemplo con un descenso de categoría: «Desde que el Sporting desciende, Nelio (Lucas), que es un caballero, tenía claro que esto ya no tenía vigor. En ese momento se pactó transformar en el préstamo que se ha firmado ahora», afirma.

¿Y si no llega a ser así y Doyen se hubiera agarrado al contrato firmado? «Nunca tuve la sensación de que quisiera hacer negocio con nosotros. Hay que conocer a las personas», considera, apoyado de nuevo en su relación con Lucas, con el que ha mantenido reuniones en Londres, a donde fui «en vuelo regular y no en un jet privado como se dice», y en Lisboa. Tampoco tuvo «el temor» de que el tema pudiera acabar en los tribunales. Nunca, remarca, Doyen exigió el pago de los intereses relativos a ese contrato.

Saneado con otro año

Más allá de la relación con esta firma, con la que admite que «hemos cometido errores y uno de ellos fue no explicar con nitidez nuestra vinculación», Alfredo García Amado hace un repaso a su gestión y considera que su «cuentakilómetros se puso en marcha cuando Manuel Vega-Arango pasó a ser presidente -a finales de 2002- y yo, director general». Antes, subraya, no tenía peso dentro del consejo ni en las decisiones.

Sostiene que «hay una foto muy distinta de 2003 y de 2015» en la entidad. Y defiende que me fui «con el orgullo, guste o no, de haber dejado al Sporting en Primera y con el Real Decreto de explotación de los derechos de televisión aprobado, por el que trabajé durante muchos años con Javier Tebas para que saliera adelante». Sobre lo primero pone en valor «el magnífico trabajo del entrenador y de la plantilla» y sobre lo segundo prevé que con otra temporada en la élite el club «quede saneado». Incluso si hay descenso: «Si baja, que Dios no lo quiera, tendrá 12-14 millones de ayuda al descenso, no retornable, y unos ingresos por televisión de unos 8 millones. Si no queda saneado al 100%, casi, porque eso viene hecho».

(La Nueva España)

García Amado: "Siempre he sido leal al máximo accionista"

"Cómo José Fernández no va a estar al tanto de una operación del calibre de la de Doyen", se pregunta el exdirector general del Sporting - El exejecutivo rojiblanco defiende su gestión y la relación con el fondo de inversión, que define como "vital para la supervivencia del club"

Gijón, Víctor RIVERA - Han pasado nueve meses, pero la herida no está cicatrizada. Alfredo García Amado, supera su aversión a la exposición pública y rompe el silencio que había mantenido desde que dejó el club para dar su versión de los hechos. Muy distinta, claro, de las conocidas hasta ahora. El que fuera director general del Sporting durante trece años y gerente durante el lustro anterior, defiende su gestión, la relación con Doyen que, según él fue "vital para la supervivencia del club" y muestra su agradecimiento y su afecto al máximo accionista, José Fernández, al que "siempre fui leal" y le agradece la oportunidad que le dio de "trabajar en el club de mi vida". Alfredo García Amado ha superado a medias el duelo. Quiere volver a trabajar y tiene claro que lo hará en torno al balón, pero sigue siendo incapaz de volver a El Molinón porque "me duele".

"Creo que se ha sido muy injusto conmigo". Alfredo García Amado insiste en comparar la fotografía del club cuando adquiere la responsabilidad de decidir en 2002 (desde que Vega-Arango asume la presidencia) y la fotografía del club a julio de 2015, en el momento del despido. "Parece que a nosotros nos dejaron un equipo que jugaba la Liga de Campeones y con un campo precioso...", ironiza para añadir que "si ahora dicen que apagan incendios, nosotros vivimos en un incendio continuo". García Amado reivindica su legado: "Guste o no guste, me voy con el orgullo de haber dejado al equipo en Primera División y con el Real Decreto para el reparto de los derechos de televisión firmado, que supone una cantidad de dinero importantísima para el Sporting y para el resto de los clubes". El exdirector general del club entiende que ha dejado al Sporting en condiciones de sanearse a corto plazo.

"Con 32 millones de televisión (nosotros el año que más tuvimos fueron 14) te puedes ir a un presupuesto de 45, que va a permitir quitar en torno a 18 millones de deuda. Si logras mantener la categoría, el año que viene recibes de la televisión entre 38 y 40 y te vas a un presupuesto de 50. Con otra temporada en Primera el club queda saneado", desgrana. Incluso en caso de descenso, la cuestión económica habría dejado de ser una fuente de preocupación según la versión de García Amado: "Si desciendes te vas a Segunda con entre 12 y 14 millones no retornables de ayuda y con unos ingresos de televisión de ocho millones. Es decir, que desciendes con 20 millones de euros".

Más allá de los grandes números, el exdirigente rojiblanco incide también en el nuevo aspecto de El Molinón y de Mareo, en la estructura de un club que "funciona solo en las parcelas profesionales, más allá de las pautas que marque el consejo, con unos códigos de estilo y unas pautas de comportamiento que funcionan". García Amado denuncia que "se hizo una cruzada contra mi persona, que superó con mucho lo profesional". Esa campaña, de un sector de la afición, acabó provocando su salida: "Si trajo la paz social, bienvenida sea".

Todo lo demás, está muy bien, pero el gran tema que flota en el ambiente es la relación del club con el fondo de inversión Doyen Group. El último capítulo se vivió cuando una filtración en Football Leaks sacó a la luz un contrato firmado en 2011 en unos términos abusivos. Explicar esta operación, que sigue defendiendo como "una gran oportunidad que no salió" y defender la buena disposición de Nelio Lucas, director general de Doyen, son las piedras angulares de su comparecencia. También despejar una duda: "Cómo José Fernández no iba a estar al tanto de una operación de este calibre".

"Tuvimos la fortuna, y lo digo con mayúsculas, de que Doyen y Nelio se cruzaran en nuestro camino. Porque gracias a ese encuentro, entraron 7 millones de euros en el Sporting en momentos muy delicados para el club, en que su supervivencia estaba comprometida, teníamos que atender pagos concursales y era imposible encontrar financiación", resume a modo de introducción del tema. La primera vez que Doyen se hizo visible para el sportinguismo fue como un anuncio en la parte posterior de los pantalones. Ese primer acuerdo dejó 150.000 euros en las arcas del club. El siguiente, fue el de la polémica.

"En 2011, cuando llegamos al primer acuerdo con Doyen, necesitábamos una cantidad importante de dinero porque teníamos que hacer frente al pago de la deuda privilegiada concursal con la Agencia Tributaria, con la que se había firmado un convenio singular para saldar la deuda en 10 años, con unas cantidades fijas en Primera y otras en Segunda. Pero se incorporaba una variable de los ingresos audiovisuales que tuviese la entidad. Al ascender a Primera División, el tercer año ese porcentaje supera toda la deuda que te quedaba por pagar. Nos toca abonar 4,5 millones de euros", repasa el exdirector general. La primera puerta a la que llama, como tantas veces, es la de José Fernández, que "en aquel momento no está en disposición de poner ese dinero. Lo ha puesto muchísimas veces, siempre tuvimos su paraguas económico con dinero o con avales, pero no es un pozo sin fondo".

El consejo de administración se ve incapaz de conseguir financiación, por supuesto en los bancos, pero tampoco en ningún mercado financiero. Hasta que los dirigentes ven una solución en Doyen: "El espíritu del contrato es que Doyen te da un dinero y el pacto es que vamos a intentar vender a una serie de jugadores para sanear el club acudiendo al mercado de la mano de un grupo como es Doyen, de la mano de Nelio que es un auténtico fenómeno, para vender una serie de jugadores con unas plusvalías extraordinarias, muy por encima del precio habitual. De lo que participábamos los dos era de las plusvalías. Si Doyen recibía diez millones, el Sporting hubiera ingresado unos veinte". Siempre según la explicación de García Amado, todo se fue al traste con el descenso y con la crisis que abarató los traspasos.

El exdirector general sostiene que, más allá de lo firmado, suscribió un pacto de caballeros con Nelio Lucas, quien se comprometió, ya tras el descenso, en transformar ese contrato en un préstamo. Algo que no se rubricó hasta la filtración del contrato. También se comprometió a conceder un préstamo de 2,5 millones al club en caso de descenso en 2013, cuando debía afrontar el pago de la deuda concursal ordinaria.

Al tiempo que dio los dos millones del polémico acuerdo, Nelio Lucas aceptó descontar la mitad del traspaso de José Ángel a la Roma, cuyo pago había sido aplazado. Tres operaciones financieras que permitieron al club atender un pago de deuda concursal privilegiada con Hacienda y otro de deuda concursal ordinaria.

Alfredo García Amado defiende la buena disposición mostrada en todo momento por el director general de Doyen, al que "incluso sus asesores le decían que no nos diera el último crédito por el elevado riesgo".

Como prueba de la "caballerosidad" de Nelio Lucas, García Amado argumenta que "Doyen en ningún momento reclamó ningún dinero de ese contrato, ni nunca hizo referencia a que le tuviéramos que pagar un euro". De hecho, el Sporting vendió a Barral y a Trejo en menos de lo marcado en su tasación y Doyen no recibió nada de estas operaciones.

Doyen, Nelio y José Fernández, no están solos en el capítulo de agradecimientos. Alfredo García Amado repasa los momentos críticos que le tocó afrontar en la historia reciente del club y cómo fue encontrando distintas colaboraciones para superarlos e ir tirando: la corporación socialista de Paz Fernández Felgueroso con la compra de Mareo y las marcas, Antonio Pinal, presidente de Gesai, y sus dos "aportaciones económicas importantísimas" y hasta el Zaragoza, que aceptó comprar a Villa: "Era el único valor que teníamos en la plantilla en aquel momento y hubo que venderle, en contra de lo que queríamos. David era un jugador que llevaba dos temporadas en Segunda División, fueron excepcionales, pero no lo quiso nadie. Picamos a Barcelona, a Villarreal, a Valladolid, a Valencia, que el director deportivo era Suso (García Pitarch), íntimo amigo de Eloy, pues en ese momento no lo veía y dos años después pagó 12 millones de euros al Zaragoza".

Pero los dos momentos más críticos se salvaron con los ascensos. "El club se reactiva y se recupera con el ascenso de Manolo Preciado, que no vino en paracaídas", apunta. También el curso pasado se logró "un ascenso extraordinario, gracias a una plantilla magnífica y a un entrenador magnífico, que estaban ya en el club porque no pudimos fichar". El exdirector general reparte salvavidas entre su círculo más próximo: "El Sporting asciende con Raúl Lozano como director deportivo, que ahora parece que es un apestado". Entra la herencia que deja a los actuales gestores, cuenta una plantilla que tiene un valor.

García Amado se debate entre su mala relación con Javier Fernández y sus buenos sentimientos hacia su padre. Curiosamente, fue el propio García Amado quien animó al hijo del máximo accionista y a Javier Martínez a entrar en el club, un paso lógico en el caso del primero.

Por último, el dirigente desvela detalles de su polémico blindaje que, efectivamente, podía llegar a haber alcanzado el millón de euros en función de algunas variables, pero nunca pensó en utilizar esa cláusula de protección. "Era un arma de negociación con el nuevo propietario si se vendía el club, pero nunca lo usaría mientras siguiera Fernández", explica. En realidad se lo firmaron "Manuel Vega-Arango y Veiga" cuando parecía que Dimitri Piterman podía entrar en el accionariado. "Es un despido improcedente y recibo lo que me corresponde por ley".

 

Foto Angel