Noticias / Cardiología de Avilés, con Víctor Rodríguez (p.1983) en el equipo, reduce la media de estancia
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Esta Noticia fue editada el: 07-02-2017

Cardiología de Avilés, con Víctor Rodríguez (p.1983) en el equipo, reduce la media de estancia  max-width=

(El Comercio)

Cardiología reduce a 4,4 días la media de estancia de los pacientes

De izquierda a derecha; la enfermera Conchita Sánchez, la jefa del servicio Inés Möller, la enfermera Ana Fernández, el doctor Santiago Colunga, la enfermera Marta Pérez, los doctores Víctor Rodríguez y Conchita Fernández, la enfermera Esther Alonso y los doctores Roi Bangueses y Julio Casares. De izquierda a derecha; la enfermera Conchita Sánchez, la jefa del servicio Inés Möller, la enfermera Ana Fernández, el doctor Santiago Colunga, la enfermera Marta Pérez, los doctores Víctor Rodríguez y Conchita Fernández, la enfermera Esther Alonso y los doctores Roi Bangueses y Julio Casares. / JOSÉ PRIETO

El servicio del Hospital San Agustín atendió 1.323 ingresos el año pasado, la mayoría con edades de entre cuarenta y noventa años

BÁRBARA MENÉNDEZ AVILÉS - El servicio de Cardiología del Hospital Universitario San Agustín atendió el año pasado a 1.323 personas ingresadas, una cifra que sigue la discreta tendencia al alza de los últimos años. En 2016, además, ha conseguido mejorar el dato referente a los días de hospitalización, que se situó en 4,4 días de estancia media. «Es un número muy bueno, incluso podríamos decir que es bajo si tenemos en cuenta que muchos pacientes ya son de edad avanzada y necesitan más cuidados», destaca Inés Möller, directora de la sección de Cardiología.

No obstante, los facultativos advierten de que cada vez más jóvenes tienen que hacer frente a enfermedades del corazón. Las patologías que más se repitieron en la planta del centro avilesino durante el último año fueron las insuficiencias cardiacas y la colocación de marcapasos, ambas diagnosticadas especialmente en pacientes de edad avanzada, además de las cardiopatías isquémicas y arritmias, afecciones que más acechan a los adultos jóvenes. Así, la gran mayoría de los pacientes tratados el año pasado en el San Agustín se encontraba dentro del rango que va desde los cuarenta hasta los noventa años.

Talleres en grupo para compartir experiencias

Pasar unos días hospitalizado es una experiencia que nadie quiere, pero si el equipo médico que está alrededor te hace sentir como en casa, el episodio se vuelve mucho más llevadero. Esta filosofía de atención cercana y amable es el eje sobre el que gira la atención del servicio de cardiología del Hospital San Agustín, un equipo de profesionales encabezado desde julio de 2015 por la facultativa Inés Möller. Otros cinco doctores componen el grupo: Víctor Rodríguez, Roi Bangueses, Conchita Fernández, Julio Casares y Santiago Colunga -este último cubriendo la baja maternal de María Dolores Martín-. A ellos hay que sumar las igualmente importantes enfermeras de pruebas, las de planta y la fija en consultas.

Si una característica sobresale respecto a las demás, sin duda es la juventud del equipo médico. Möller llegó al San Agustín en marzo de 1995, apenas diez meses antes que su compañero Víctor Rodríguez; la siguiente incorporación ya data de febrero de 2012 con el doctor Bangueses. «No lo veo como un hándicap, al contrario, me gusta que el servicio sea joven porque tienen muchas ideas nuevas que aportar y empujan para hacer las cosas», asegura la jefa de cardiología. Möller asumió el cargo tras la jubilación de Gerardo Casares, un "histórico" que llevaba al frente del servicio desde la apertura del centro hospitalario y que en cierto modo aún continúa en él gracias a la labor de su hijo y sucesor, el doctor Julio Casares.

Avances médicos

«Cuando empecé ni me planteaba operar a alguien de 75 años y ahora es lo más normal del mundo», ejemplifica Möller. Sin ir más lejos, el equipo médico del San Agustín colocó por petición expresa un marcapasos «de óptima calidad» a un paciente de 87 años que no quería renunciar a su estilo de vida activo. «Estamos asistiendo a un evidente cambio de perfil del enfermo porque la esperanza de vida cada vez es mayor», asegura Bangueses.

Aunque no es su especialidad, los cardiólogos destacan la importancia de la vertiente psicológica en el trato individualizado. «Hay que evaluar previamente a cada paciente para determinar la viabilidad de cada intervención, pero cada vez atendemos a más ancianos que mentalmente están perfectos y que quieren que tú les expliques los pormenores directamente sin derivar toda la responsabilidad en sus familiares», subraya la jefa de cardiología, que asegura sorprenderse con el buen estado de algunos pacientes de noventa años.

Los expertos consideran que los rápidos avances médicos experimentados en los últimos año son imprescindibles de cara a un futuro, donde la tendencia será el aumento de las enfermedades cardiacas. Sólo en Avilés, el año pasado se realizaron cerca de 3.000 ecografías, 557 pruebas de esfuerzo, 512 Holter para detectar arritmias y se colocaron 130 marcapasos, 113 nuevos y diecisiete de sustitución. Ante este panorama, los facultativos debaten sobre la necesidad de «adaptarse al futuro».

Pese a que la sanidad pública se ha visto afectada por los años de crisis y que la restringida disponibilidad de recursos económicos sigue siendo un obstáculo a la hora de innovar, el servicio de cardiología del Hospital San Agustín ha experimentado una notable mejora de los equipos y el material médico en los dos últimos años. Una de estas novedades es el ecoestrés, especialidad que combina la prueba de esfuerzo con una ecografía. Además, la propia disposición de la planta se ha visto alterada, ya que actualmente cardiología cuenta con una sala propia e independiente tras haber compartido muchos años el espacio con el servicio de digestivo.

Los avances no se detienen aquí. A los talleres grupales de pacientes que comparten sus experiencias y hábitos hay que sumar el innovador servicio de rehabilitación cardiaca como una parte más del proceso de recuperación del enfermo. Así, los doctores hacen un seguimiento completo durante los primeros meses previos a la operación para facilitar a la persona unas pautas básicas sobre los cuidados que tiene que llevar a cabo. El quinto elemento de progreso identificado es la presencia del San Agustín en la red de conexión de los hospitales asturianos, aspecto de especial importancia en el caso concreto del servicio de cardiología, donde trabajan mano a mano con el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

«Como mínimo, derivamos a Oviedo siete pacientes a la semana», señala Conchita Fernández. Esto se debe tanto a las complicaciones que presenta «un gran porcentaje» de ellos como a las intervenciones que ya en primera instancia sólo se realizan en el HUCA, centro de referencia a nivel regional. «Allí llevan a cabo principalmente operaciones de cirugía cardiaca y cateterismos, pero también tienen una unidad muy específica para tratar las arritmias con una técnica quirúrgica», explica la facultativa. Una vez completada la aportación ovetense, los pacientes vuelven al centro avilesino para el seguimiento, en muchos casos en el mismo día.

Sin voluntad de expansión

Esta agilidad sólo se entiende con el establecimiento de un sistema totalmente complementario y dinámico entre las dos instituciones. Por este mismo motivo, desde Avilés nadie se plantea incrementar las competencias, al menos a corto plazo. «El reparto de tareas permite la especialización y además estamos hablando de Asturias, una región de apenas un millón de habitantes y donde la distancia entre Oviedo y Avilés en ambulancia es de veinte minutos», defiende el equipo de cardiólogos del San Agustín.

¿Cómo se logra esta conexión global? A través de un sistema de videoconferencias -que también se realizan con el Hospital de Cabueñes- en una sala específica que permite incluso remitir directamente las ecografías de los pacientes.

Todo ello pensado para que los afectados pasen el mal trago que supone una enfermedad de la manera más cómoda posible y sigan expresando su gratitud como hasta ahora. «La gente, por lo general, es muy agradecida», coinciden los cardiólogos. Buena fe de ello puede dar la doctora Möller, quien en tantos años de práctica acumula gran cantidad de anécdotas. «Una vez me trajeron un bogavante a la consulta... ¡vivo!», recuerda entre risas. Lo que todos los profesionales pueden garantizar es que seguirán poniendo su propio corazón al servicio de los pacientes como hasta ahora.

Foto Angel