Noticias / La prensa destaca la consolidación de Pablo Pérez (p.2011)
Esta Noticia fue editada el: 09-09-2014

La prensa destaca la consolidación de Pablo Pérez (p.2011) max-width=

(EL COMERCIO)

El último fruto del Inmaculada

Josito de la Cera, uno de los técnicos que lo entrenó, recuerda que llamaba la atención «porque tenía cambio de ritmo, utilizaba las dos piernas y era listo»

Pablo Pérez, autor del gol del empate del Sporting en Albacete, se formó en la cantera del colegio gijonés

DANI BUSTO

Sin embargo, con 17 años le surgió nuevamente la opción de recalar en el conjunto rojiblanco. «Era mayor y fue el momento justo de aprovecharlo. Le salió bien, al contrario que otros que pasaron toda la vida en Mareo y no llegaron».

A pesar de estar trabajando en su restaurante durante la hora del partido, Josito vio el encuentro entre el Sporting y el Albacete con ciertos nervios, pero con un final muy feliz. El técnico coincide con Abelardo en que Pablo es «demasiado obediente», ya que cuando era pequeño «era el típico que daba tanto que hasta era un poco contraproducente, siempre arriesgaba más de la cuenta, siempre metía el pie cuando no lo debía meter... Un poco en exceso».

Además del gol, también valoró la ocasión previa que el futbolista estrelló en el poste. «A nivel profesional, ese balón hay que meterlo. Pero no lo hizo mal, paró el balón, tuvo pausa, intentó marcar con el interior, a un lado, pero la resolución no fue buena», indica su exentrenador, para el que Pablo Pérez «ha evolucionado muchísimo, cada día va a más» desde que salió del Inmaculada, e insiste en que todavía «necesita mejorar».

Confianza necesaria

Atrás quedaron los consejos diarios de los entrenadores de la entidad estudiantil Josito de la Cera, Hugo Torrecilla y Diego Menéndez, entre otros, y ahora llegan los de Abelardo y su actual cuerpo técnico. Pero entre medias, fue «Manolo Sánchez Murias quien confió en él, y primero, hubo una persona que ya no está en el Sporting, que fue David Calles, que se ocupó mucho de Pablo cuando llegó a Mareo, que lo cuidó y estaba constantemente encima de él», describe De la Cera.

Muestra de su timidez, hace un par de años, y muerto de vergüenza, Pablo Pérez se echaba las manos a la cara y se preguntaba «¿cómo voy a tener yo una peña sportinguista?» cuando su tío y unos amigos le amenazaban con crearla. Oficialmente, la peña que lleva su nombre se constituyó el pasado verano, con sede en el restaurante Tineo de Gijón, y el día de su inauguración «la cantidad de gente que vino a acompañarle fue tremenda», recuerda Josito. «Amigos, compañeros del Sporting B, entrenadores... No entraba más gente». Un ejemplo de la gran familia que acompaña cada paso de un futbolista que ya se ata las botas con los mayores.

Ya se bajaba del coche de sus padres con las botas de tacos puestas y atadas, preparado para saltar al campo, como Óliver Atom, el protagonista de Campeones, la famosa serie de dibujos animados. «Pero esto no es Óliver y Benji», se encargaba de recordarle por aquel entonces su entrenador en el Colegio Inmaculada, Josito de la Cera. Pablo Pérez se reía. Es de sonrisa agradecida. El sportinguista, autor del gol del empate ante el Albacete el pasado sábado, se ha convertido en el último representante de la prolífica cantera del colegio gijonés que llega al primer equipo rojiblanco, tras los nombres ya conocidos de Pedro Santa Cecilia, Isma Piñera, Eloy, Bango, Manjarín y Zurdi, entre otros.

El gijonés, que debutó con el Sporting la pasada temporada de la mano de Abelardo -ante el Barcelona B-, se forjó en las categorías inferiores del Inmaculada hasta la edad de juvenil, momento en el que pasó al conjunto rojiblanco de Liga Nacional. Una de las personas que mejor le conoce es precisamente Josito, quien entrenó al chaval durante tres temporadas: el primer año de alevín y otros dos en categoría infantil. «Llamaba la atención, principalmente, porque tenía una velocidad de conducción, con la pelota, muy rápida, cambio de ritmo, utilizaba las dos piernas y era listo», señala el técnico. «Se veía que en cuanto destacara un poco físicamente, había jugador ahí», añade.

Pero ante todo, el hecho de que Pablo Pérez haya llegado a defender la elástica del primer equipo rojiblanco pasa por el entorno que rodea al futbolista. Desde «esos amigos que siempre están con él, que siempre lo apoyan» hasta su familia, que trata «con naturalidad» la progresión del chaval desde que debutó en el filial, allá por 2012, cuando disputó ocho minutos ante el Conquense. «Triunfa él, pero es el triunfo de todos», resume Josito.

Con 12 años, el Sporting llamó a su puerta y Pablo comenzó a entrenar un día a la semana con el equipo alevín rojiblanco. Sin embargo, el hecho de no estar con sus amigos del Inmaculada «hacía que no estuviera cómodo», motivo por el que regresó al equipo colegial. En ese momento «había gente que decía a sus padres que se había equivocado por haberse quedado en el Inmaculada», señala el técnico.

 

(MARCA)

Pablo Pérez: "Cumplo un sueño que tenía desde pequeño"

SE ESTRENÓ COMO GOLEADOR DEL SPORTING RESCATANDO UN PUNTO EN ALBACETE

La unión y confianza del vestuario, clave en la dinámica de invicto · Abelardo ha repetido alineación titular en las tres primeras jornadas · "Cuando el balón entró, salí corriendo y ni sé lo que hice" asegura el centrocampista gijonés

JAIME CEÑAL

El empate conseguido por el Sporting en el Carlos Belmonte tiene sabor a victoria para los gijoneses. Porque, si bien el global del partido enfocaría hacia ese resultado como el más justo a la postre, la forma de conseguirlo mejora, sin duda, el buen sabor de boca final.

El equipo de Abelardo, pese a los ajustes que sigue necesitando, volvió a demostrar que es un bloque de principio a fin, con la entrega y sacrificio que le requiere la situación actual, y los hechos hasta el momento dan la razón a esa apuesta del técnico gijonés.

"Me quité un peso de encima marcando mi primer gol"
La imagen del Sporting es otra. De hecho, repite alineación titular en las tres primeras jornadas, aportando los cambios desde el banquillo las alternativas necesarias, cuando hacen falta, y el bloque está por encima de todo. Sirve como mejor y último ejemplo el gol rojiblanco en Albacete, que rescató un punto merecido.

Fue el primero de Pablo Pérez con la elástica del primer equipo y el gijonés lo celebró por todo lo alto. «Ha sido lo máximo, cumpliendo un sueño que tenía desde pequeño. Hubiera sido mucho mejor si hubiera servido para ganar, pero supone también un punto fuera de casa, que nos viene muy bien», dijo.

El ansiado remate

Antes de rememorar ese tanto, prefiere el futbolista de 21 años ser autocrítico. «Tuve un par de ocasiones que fallé, y aunque una dio en el palo, hay que meterlas. Sobre todo, esa me dio un poco de rabia y en la última jugada vi que me llegaba el balón y no lo pensé para meter la cabeza y rematar. Cuando el balón entró, salí corriendo y ni sé lo que hice», señaló el futbolista.

Formado en las categorías inferiores del Inmaculada hasta juveniles, Pablo dio el paso al Sporting en 2010 y su progresión ganó desde el principio la confianza de los técnicos. Es el tipo de la eterna sonrisa en el jovencísimo vestuario rojiblanco, que supera hasta la fecha las expectativas y disipa las dudas generadas, como ejemplo de que Mareo, aunque sea a la fuerza, responde.

«Por fin he podido marcar mi primer gol y me quito un peso de encima. Es importante en lo personal, pero sobre todo la alegría es por el equipo, que sigue dando la cara en todo momento y no merecía irse de vacío el sábado. Seguimos invictos, con siete puntos sumados que son vitales para nosotros», terminó.

 

(LA NUEVA ESPAÑA)

Mareo hasta el final

El Sporting salva un punto en un buen segundo tiempo gracias a Pablo Pérez, que igualó el polémico gol de un Albacete superior en el inicio

Víctor RIVERA

Lo único que le quedaba a Pablo Pérez era ser un buen rematador de cabeza. Este diamante en bruto que asoma del vivero de Mareo (tallado, eso sí, en el colegio de La Inmaculada) marcó ayer el gol que había soñado durante toda su vida. Aunque quizá nunca pensó que sería de cabeza, no es la suerte que mejor domina. Pablo Pérez, que había desperdiciado dos ocasiones claras en Soria y otra más ayer mismo, hizo justicia de manera inesperada. Un gol en el descuento, a la salida de un córner, uno de esos tantos que les han marcado cientos de veces a los rojiblancos, y un cabezazo inapelable del gijonés que desfogó su rabia a puñetazos con el suelo.

Ese gol hizo justicia al Sporting del segundo tiempo, que sí fue un equipo sólido, que buscó el empate y que apretó los dientes para rebelarse contra lo que consideraron injusto. No hay ninguna ley en el reglamento, que diga que un futbolista puede ayudarse de la mano para marcar un gol. Todo lo demás son matices. Sea como fuere, el palmeo de Jorge Díaz subió al marcador y trajo a la memoria del sportinguismo ese espíritu de "pupas" que ha condenado al equipo durante su pasado reciente. El Sporting de Abelardo no pierde tiempo en lamentaciones. Es otra más de las más muchas virtudes de este equipo, que también tiene sus defectos, pero que los compensa con un trabajo honrado y con una dosis de compromiso como no se recuerda.

Hasta que un manto de sombra no cubrió el césped del Carlos Belmonte, no se vio al mejor Sporting. Los rojiblancos cedieron en la primera mitad al intenso calor que dificultaba la respiración (34 grados a la sombra) y al buen gusto futbolístico de un Albacete estiloso que encaró al Sporting sin complejos y le dominó con claridad. Tras el descanso, enrabietado por el discutido gol de Jorge Díaz con la mano, el Sporting se hizo con el escenario. Cargo con todo y, aunque pudo llevar algún disgusto, amontonó ocasiones como para haber logrado el empate mucho antes.

Y así, a lo tonto, han pasado tres partidos y el Sporting de Abelardo sigue invicto, suma siete puntos sobre nueve posibles y observa a sus rivales desde lo alto de la clasificación. Está claro que aún tiene que dar muchas vueltas esta Liga, pero el Sporting de los guajes ha conseguido enganchar e ilusionar al sportinguismo como hacía tiempo que no se veía. Mucha culpa es también de su entrenador. Abelardo le ha transmitido su carácter ganador a este equipo, su cariño por el club y su discurso sereno y humilde. Los partidos empiezan a acumularse en una semana con un difícil duelo de Copa ante el Valladolid, pero la juventud puede con todo. Tiene esa ingenuidad de perseguir un empate hasta el límite de lo razonable y la calidad para conseguirlo. De nuevo, el Sporting obtiene el premio en el tramo final del choque. La apuesta por Mareo es firme. Abelardo, con Mareo hasta el final.

Foto Angel