(El Comercio)

En casa de... Pablo Gisbert 

El interiorista Pablo Gisbert ha integrado su estudio, Caravan Bay, en la casa con vistas al Parchís en la que vive

CAROLINA SANTOS - Debido a la discreción con la que lleva a cabo sus proyectos, es muy probable haberse topado con algún espacio ideado por este interiorista gijonés sin saber de su autoría. Sin embargo, acumula sobrada experiencia y desde su estudio Caravan Bay ha desarrollado trabajos para numerosas empresas, proyecta espacios para particulares, diseña hoteles y participa cada año en la creación de escenarios para la Fundación Princesa de Asturias. Lo hace desde un estudio que ha acabado integrando en su casa, lo que asegura haber sido una de sus mejores ideas al permitirle conjugar trabajo y familia y, a la par, ejercer allí mismo de anfitrión.

Lo primero que llama la atención es la entrada del edificio con su escalera y sus altos techos que, junto a puertas, contraventanas y artesonados identifican una construcción de 1913, característica del modernismo gijonés. Un espíritu que se ha mantenido en la vivienda, con su clásica distribución, pues Gisbert opina que hay que adaptarse al espacio sin alterarlo. «Una casa antigua tiene sus pros y sus contras. En esta, por ejemplo, no hay vestidor, pero sí una buena despensa».

Y una gran biblioteca, que preside el salón y que se ha convertido en lugar de trabajo, con una mesa central donde se amontonan planos, croquis y materiales de dibujo, mientras los libros de decoración reposan en las estanterías. El resto está ideado para el relax, con un estilo personal nada recargado que combina piezas antiguas -un butacón inglés y un cabecero oriental en su alcoba, muebles de anticuarios franceses...- y contemporáneas, con plantas, cuero, mimbre, hierro, papeles pintados, objetos marinos y todos los elementos que caracterizan sus trabajos. Camín, Edgar Plans, Mingotes y Carlos Álvarez firman las obras de arte.

Los tablones de surf, a la vista en muchos rincones, y los referentes futbolísticos -en especial una foto del Sporting de 1953 firmada por todos los jugadores- denotan sus aficiones deportivas y las de sus dos hijos adolescentes. El chico se decanta por el fútbol y el lema "Mañana sale el sol" del recordado entrenador Manolo Preciado le guía desde su mesa de estudio. A su hija le gustan mas las olas y los carteles del Salinas Longboard velan sus sueños desde un iluminado tendal fotográfico tan original como el cabecero de su cama.

«La casa está inacabada, como todas. Quedan huecos a la espera de piezas que irán llegando y que aportarán su propia historia a este puzle personal», indica Pablo.