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LA MEJOR GENERACIÓN DE ESPAÑA

Javi Domingo, 23 años, dibujante: «No se puede ser tan naif. Sin mala leche no hay arte»

Salvador Sostres - Parálisis y éxito Tiene parálisis en medio cuerpo, y mientras sus amigos jugaban a fútbol, empezó a dibujar. Dejó a su madre farmacéutica sin continuar el negocio, se marchó a Barcelona a estudiar y antes de terminar Elisava empezó a publicar en "La Vanguardia".

-Oye, Javi, que dicen que por ser joven eres pobre, víctima e idiota.

-Quizá soy idiota, pero por falta de experiencia.

-También dicen que sois la primera generación que viviréis peor que vuestros padres.

-Es desalentador.

-¿Pero cierto?

-Depende de cómo te muevas.

-¿El mundo te debe algo?

-Que yo sepa, no. Estamos aquí de prestado.

-¿Cuándo te sentiste raro por primera vez?

-Me gustaba más dibujar que jugar al fútbol o a la Play.

-Más creativo.

-Y más ajustado a mí, para qué te voy a engañar.

-¿Cómo? ¿Por qué?

-De pequeño me diagnosticaron una leve parálisis del lado derecho de mi cuerpo. Por eso escribía al revés.

-Vaya.

-Porque mi lado derecho, si no se usaba, tendía a dormirse. Y cuando aún no había escrito nada, los médicos intentaron que escribiera con la derecha, para ejercitarla.

-Pero eras zurdo.

-Y entonces mi cerebro me mandaba escribir con la derecha como si lo hiciera con la izquierda y se producía el efecto espejo.

-Ahora entiendo lo del fútbol.

-Era un zote, claro.

-Y todo esto en Gijón.

-Sí.

-Todo fácil, vamos.

-Tampoco es que Gijón sea Mordor.

-Dibujar.

-Dibujando me sentía más fluido, más libre. Es una herramienta muy directa para transmitir ideas.

-¿Ideas de qué, o qué?

-Las ideas nunca se sabe exactamente de dónde salen. A veces son estéticas, a veces humor, a veces nostalgia.

-A veces es política.

-No me siento suficientemente capacitado ni informado para opinar de política en público.

-¿Te interesa?

-Ha de interesarme.

-¿Tu familia entendió que te dedicaras a dibujar?

-Mi padre es arquitecto y lo entendió. Mi madre también, pero es farmacéutica, tiene una farmacia, y se chascó.

-¿Ser joven te perjudica?

-No, aunque este mundo es un poco cerrado y a veces te miran como a un mocoso que viene a dar la lata a los que ya están instalados.

-Precios.

-A la hora de cobrar por trabajos o de poner precio a los dibujos en las exposiciones intento no venirme arriba teniendo en cuenta que aún soy joven.

-¿La sexualidad influye?

-De momento sólo me han pagado por mis dibujos.

-¿Acoso?

-No.

-Es increíble. No te quejas de nada. No has tenido aún tanto éxito como otros jóvenes de esta serie de entrevistas, pero sólo por tu actitud positiva, por tu alegría, y por no basar tu personalidad en el cinismo ni en el resentimiento, merece la pena hablar contigo. Y que te escuchen. Además de por tu talento, claro.

-La verdad es que no he tenido nunca ninguna situación extraña.

-Fuiste a un colegio religioso.

-Sí.

-Bueno, bueno. Supongo que ya sabes que no eres ni serás nadie si no denuncias, pasados 20 años, que un cura te hizo algo malo.

-Yo fui a los jesuitas y me fue muy bien y no tengo absolutamente nada que denunciar. Al contrario.

-Te van a llamar fascista.

-Ya te he dicho que no me interesa mucho la política.

-Te marchaste de Gijón para estudiar diseño en la escuela Elisava de Barcelona.

-El talento es un componente, pero sólo con talento no basta. Hay que estar atento, avispado. Saber moverte, saber venderte.

-Gijón, Barcelona.

-En las ciudades pequeñas, las oportunidades son más pequeñas. En Barcelona hay más movimiento cultural, más posibilidades. Si me hubiese quedado en Barcelona, lo de La Vanguardia no habría surgido.

-La Vanguardia.

-Una compañera de clase me habló de una agencia de publicidad que trabajaba para el Ayuntamiento de Barcelona y que se quería presentar a un concurso para unos carteles de promoción de un barrio.

-Te presentaste a la agencia.

-Y aunque finalmente la agencia no ganó el concurso, mis dibujos gustaron y me propusieron que ilustrara unos artículos que cada 15 días escribían en ‘La Vanguardia’ sobre publicidad y marketing.

-Todavía no habías terminado los estudios.

-No, los acabé este junio.

-De Gijón a ‘La Vanguardia’.

-Fue la primera vez que me pagaban por lo que dibujaba. Ahora he podido organizar mi primera exposición en Gijón, y me ha ido muy bien.

-Pero volverás a Barcelona.

-Sí, en septiembre. Hay algo que se mueve en Barcelona y quiero estar ahí.

-Si tus dibujos no son políticos, ¿qué son, qué expresan?

-No hay política pero hay intención personal. Una estética, una ironía, una visión alegre del mundo, porque la verdad es que yo estoy muy contento.

-Mowgli y la serpiente, son dibujos que han tenido éxito. ¿Por qué esta recreación?

-’El libro de la Selva’ fue la última película en vida de Walt Disney. La serpiente es un personaje muy logrado, como casi todos los villanos de Disney. Son más interesantes que los héroes.

-¿Por qué?

-Por el humor, porque nunca son lisos y siempre tienen algo de inteligentes. Perversos, pero inteligentes.

-Te han decepcionado los remakes de Disney con personas.

-Sí, porque tratando de dar mayor realismo a los personajes, pierden su chispa. Intentan justificar al villano, intentan explicar de dónde viene su maldad, para blanquearla, y convertirlos en más héroes que los héroes.

-Hay poca tolerancia para los malos en nuestra era.

-Si creas un personaje atractivo, como sin duda Disney sabía crearlos, los ojos van a ir hacia él. Muchas veces hay gente que eclipsa miradas y no son precisamente los buenos.

-Corrección política.

-Yo soy bastante empático, pero quizás tenemos la piel tan fina que hay que ir con demasiado cuidado. No se trata de ir a herir, pero no se puede ser tan pasteloso, tan naif. Hay que tener un punto agrio. Es que si no, no queda nada. Sin mala leche no hay arte.