
Jorge Fernández-Hatre Álvarez-Hevia (Gijón, 1970), asturiano de pro que vivió diez años en Avilés y casi 40 en Gijón, en verano de 2019 tomó rumbo a Sligo, una pequeña localidad al noroeste de Irlanda, junto a su mujer, Sonia Menéndez Buelga, gijonesa, y sus dos hijos, Carlos y Silvia, de 16 y 11 años, respectivamente. Él es experto en Calidad Industrial y conocido por su trabajo en concesionarios de Gijón; ella, enfermera, siempre en la sanidad pública y siempre también con contratos precarios y sin estabilidad. De modo que, cuando a principios de 2019 él se quedó sin empleo, se fraguó una idea acariciada e impulsada por unos amigos que habían tomado ese mismo rumbo antes: ir vivir a Irlanda. «No fue nada fácil al principio», resume este asturiano que pronto encontró trabajo, pero se topó con los problemas que lleva aparejados el Brexit, mientras que para su mujer la prueba de Inglés para encontrar empleo era demasiado exigente. «Mientras preparaba el examen tuvimos que tomar una decisión muy dura, especialmente para los niños, ella se volvería a trabajar a España y yo me quedaría en Irlanda con ellos. La situación no estaba mal del todo, pues viajar a Irlanda era fácil y muy barato, así que nos veíamos una vez al mes e incluso pasamos las Navidades juntos, pero en marzo de 2020 llegó la hecatombe en forma de virus».
La carrera de obstáculos terminó por fin en agosto de 2020, cuando la familia se reunió definitivamente y ambos vieron cómo sus empleos se consolidaban. Están, además, contentos de cómo es la vida allí: «Los irlandeses son bastante juerguistas cuando están en un pub bebiendo cerveza, aunque realmente, en su vida cotidiana, suelen ser muy serios. Y eso, llevado al plano laboral, te da confianza en la empresa, en tus compañeros y en tus jefes, se trabaja de otra manera, y me llamó mucho la atención que, cuando surge un problema, se concentran todos en equipo buscando una solución que les haga perder el menor dinero posible, sin embargo, en España, parece que si hay a quién echar la culpa ya no hay problema», resume Jorge.
Y siempre hay añoranzas: «De Asturias se echa de menos un poco todo». Pero la videollamada acerca distancias y la distancia aporta una perspectiva para mirar hacia atrás y ver lo bueno y lo malo. Eso sí, de momento allí se quedan: «Volver no está en los planes, a día de hoy y con toda la pena de nuestro corazón, creemos que Asturias no nos ofrece garantía alguna laboralmente hablando. Espero sinceramente que la situación mejore».
Fuente: El Comercio
https://www.elcomercio.es/asturianos-por-el-mundo/irlanda-trabaja-manera-20211107002409-ntvo.html